Últimamente he estado reflexionando sobre estas dos paradojas.
Alrededor mío veo a seres con una fortaleza extraordinaria. Personas, en las cuales admiro este coraje y fortaleza que muestran ante los vientos huracanados de la vida.
Al mismo tiempo puedo ver como en muchas ocasiones esa fortaleza añade un escudo que protege, sí, pero que también impide expresar emociones, creando una capa impenetrable entre lo de dentro y lo de fuera. Personas con fuerza para la lucha pero incapaces de expresar sentimientos.
Creo que a estas alturas del camino, much@s vamos entendiendo que no expresar las emociones, o al menos el no atender a lo que estamos sintiendo y mirar hacia otro lado, bien sea para “aguantar el tipo” o para no sentirse débiles, o por cualquier otro motivo, puede acabar por hacernos más vulnerables. Pudiéndose tiempo después manifestar esa represión emocional de muchas formas, entre ellas, en enfermedad. Eso es lo que entiendo por “Fortaleza como vulnerabilidad”.
Muchos vivimos en sociedades y familias en la que mostrar emociones o vulnerabilidad es signo de debilidad. Si esto ocurre a tu alrededor, me gustaría darte otra visión de mano de Brené Brown, «la verdadera fortaleza no radica en nuestra capacidad de evitar la vulnerabilidad, sino en nuestra capacidad de aceptarla y crecer a través de ella».
La disposición a dejarse ver como somos nos permite conectar con los demás, llegar a profundas relaciones y una comprensión más compasiva. La vulnerabilidad nos permite abrirnos a la vida, al amor y a los demás.
Como dice Ergo Psicología, la vulnerabilidad es una emoción compleja que a menudo se asocia con debilidad, dolor y exposición al riesgo. Sin embargo, también puede ser una fuente de coraje, creatividad y crecimiento personal. Al permitirnos ser vulnerables, estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort y explorar nuevos territorios.
Aceptar y abrazar nuestra vulnerabilidad es un acto de coraje ya que enfrentamos el miedo y la vulnerabilidad para tener la vida que anhelamos. O en definitiva...“Vulnerabilidad como fortaleza”.
En definitiva busquemos nuestra fortaleza, sin dejar de atender las emociones; y convirtamos la vulnerabilidad en la fuerza para para abrirnos con coraje a la vida que anhelamos.
Soy Diana Tallo, autora de esta entrada. Puedes conocerme más en este enlace. Y seguirme en Instagram aquí
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